Hace rato transitas la adultez y de repente te das cuenta que desde hace mucho tiempo apenas frecuentas una decena de personas. Y aquí la revelación: es absolutamente normal que cuando tienes 40 años tengas menos amigos que los que tenías a tus 25.
Olvídate de la soledad y de la opción de pensar que has abandonado tu vida social; es un hecho que a medida que avanzamos en decenas de años, todos vamos perdiendo amigos. ¿Pero cuál es la razón, considerando que aún somos tan divertidos y amigables como antes?.
Pues el motivo no tiene nada que ver con que seas amistoso, la razón es que las personas cuando han superado la temprana juventud empiezan a priorizar las relaciones más cercanas en su vida. ¿Y quiénes son esas personas? La pareja, los hijos, algún familiar cercano y algún amigo entrañable.
Se trata de un tema de distribución del tiempo, de invertir más energías en los vínculos que aspiramos nos acompañen toda la vida y en esa marco, aquel compañero alocado de las discotecas fue dejando de ser importante.
Un reciente estudio de científicos de la Universidad Alto de Finlandia y de la Universidad de Oxford en Inglaterra confirma esta tesis de acuerdo con la investigación, “hombres y mujeres son más socialmente promiscuos -haciendo cada vez más y más amigos y contactos sociales- hasta la edad de los 25, y a partir de ese momento comienzan a perderlos rápidamente. En el caso de las mujeres, lo hacen a un ritmo más acelerado que los hombres” reseña la página de CNN en Español.
Que en las mujeres sea más acelerado este fenómeno se debe al alto grado de compromiso que usualmente adquieren con la maternidad y con la constitución de una familia. Pero cuando llegan a los 40 años, los hombres son quienes pierden más contactos.
En la adultez las personas sienten que ya han encontrado a las personas apropiadas y en adelante ya no están tan abiertas a explorar con todo tipo de gente como lo hacían a los veinte. Además tienen agendas más ocupadas, han cambiado de vecindario, los intereses son otros.
El declive en el círculo social “se suele dar en los momentos de transición: cuando alguien termina una carrera, se convierte en madre o padre, cambia de trabajo, emigra, se divorcia. Y es difícil crear lazos nuevos” explica la página Infobae.
Y el asunto continúa hasta cuando se alcanza la llamada tercera edad. En esta etapa se ha comprobado que las personas ya solo mantienen contacto con los familiares más cercanos: sus hijos, sus nietos y con las parejas de los hijos. Sin embargo, no todo está perdido, aun cuando sea difícil hacer nuevos amigos en la edad adulta, cuando llega el retiro o la jubilación, las personas con mayor tiempo disponible tienden a unirse en clubes donde comparten intereses comunes. Ya no será tan divertido como antes, pero conseguirás alguien con quien conversar.